4.08.2009
El tranco de un andar enmuletado
Fue en algún día insípido del 2001cuando Alfredo no pudo creer que los metros que lo distanciaban del piso serían suficientes como para hacerle trizas un hueso. Y todo por su afán de pintor volador y por andar escalando andamios sin vértigo en las alturas. Menos pudo creer que a los pocos días una puta infección lo iba devorando y que cualquier intento de la cirugía iba a ser imposible para salvar su pierna izquierda. Con la amputación de su tibia y peroné, también se fueron su vieja profesión y su rutina… su mujer se había ido años antes. (Continúa...)
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